5 semanas... mi paso por Putaendo
Acabo de terminar mi internado Rural... estoy de vuelta en Santiago con sentimientos encontrados. Ayer cuando compramos el pasaje para venir a Santiago en San Felipe, el señor tras el mostrador me preguntó: "¿ida y vuelta?" y yo le respondí: "No, sólo ida", miré a la Made que tenía los ojos tan llorosos como los míos y dije: "es un viaje sin retorno"... terriblemente cursi. Nuestro paso por Putaendo es difícil de describir, bastante surrealista, partiendo por el pueblo al que bautizamos como Macondo. Con la Made llegamos un día a vivir a una casa donde no conocíamos a nadie, y es por esas personas (Seba, Ale, Alex y Andrés) que lloré en la despedida, ahora son mis amigos... es que después de 5 semanas de una muy buena convivenvicia se convirtieron en mi familia de Macondo. Todos jóvenes, todos con mil sueños, todos luchando contra el enemigo común: el sistema, una asistente que no merece ser nombrada, el kine "gran jefe jote sentado" y otros. El box es otra historia, si bien los doctores que ahí trabajan (la Ada - quien fue un gran apoyo- y el Dr. Creixell) fueron muy amables con nosotras, la atención era caótica: a las 8:30 la sala de espera rebalsaba de pacientes y a las 12 ya no quedaba ni un alma esperando. Empezaba la mañana con la atención de "urgencias" (del tipo: "¿Por qué viene?" "Por nada, es que quería saber si tengo caries") estoy convencida de que la gente se levanta a veces en la mañana y como no tiene nada mejor que hacer dice: "Ya, hoy voy al dentista", a veces llega la familia completa... todos con alguna "urgencia". Después de eso hay que atender a muchos "angelitos" de colegios (de 6 años la mayoría) lo que convierte al box algunos días en el festival del llanto... ya estoy desarrollando nervios de acero, he perdido mi sensibilidad, es que al principio se me rompía el corazón cuando un niño lloraba en el sillón... ahora mientras tengan la boca abierta anda todo bien, mientras pueda trabajar ya no me importa mucho si lloran o no... ¡Soy mala! En las tardes partía de nuevo el show atendiendo algunos día a embarazadas con nauseas y otros viendo controles sanos (o no tan sanos) de niñitos de 2 y 4 años... si logras que abran la boca es un gran triunfo, si logras trabajar en ellos ya eres increíble (se aceptan todo tipo de sobornos para convencerlos como: globos y autoadhesivos... jajaja)... después de eso venían más angelitos de algún colegio. Más tarde llegaría la extensión horaria (de 5 a 7) con más "urgencias" y citados. Cansancio máximo y... ¡a comer! |